- Están indicadas para ir a las piscinas, playas o en duchas públicas
- No están recomendadas en personas con pies planos o con mucho arco
- Su uso prolongado puede causar rozaduras, molestias y sobrecargas
Bermudas, tirantes, camisetas de manga corta, minifaldas y, por supuesto, 'no sin mis chanclas'. Aunque la moda veraniega pretenda cambiar y los colores alternen, hay cosas que nunca pasan de moda. Como las llamadas 'flip-flops', o lo que es lo mismo, las típicas chanclas de toda la vida.
Un reciente estudio elaborado en EEUU por 'National Foot Health Assessment' muestra que el 78% de los adultos ha experimentado uno o más problemas de pie en su vida y que una de esas causas en los EEUU son precisamente las nombradas 'flip-flops'.
Francisco Javier García Carmona, presidente de la Asociación Española de Cirugía Podológica y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, afirma que la 'chancleta' es probablemente el calzado conocido más simple, el cual deja los pies casi al descubierto, siendo uno de los preferidos por multitud de personas durante el verano, pero advierte que su abuso puede traer problemas.
"Están indicadas para ir a la piscina, a la playa o para ducharse en sitios públicos, previniendo infecciones, pero no están hechas para caminar de forma prolongada", asegura el experto. Además, añade que no están recomendadas en personas con pies planos o con mucho arco, al igual que en personas diabéticas o con mala circulación.
Del mismo modo, Borja Pérez Serrano, podólogo especialista en Cirugía Podológica y portavoz del Colexio Oficial de Podólogos de Galicia, afirma que efectivamente, "son un tipo de calzado desprovisto de toda sujeción para el pie" y aunque no desaconseja totalmente su uso, señala que no es recomendable utilizarlas durante todo el día, sobre todo si vamos a andar distancias prolongadas. "Si hablamos de uso y no abuso, podemos prevenirnos de mayores complicaciones", apunta el doctor.
Este tipo de sandalias, apuntan los expertos, al dejar el pie totalmente al aire y carecer de sujeción alguna, obligan a hacer constantes esfuerzos con los dedos, por lo que puede causar rozaduras, molestias y sobrecargas. Además, dificultan el equilibrio y producen más dolores que un calzado normal.
Especial cuidado en los niños
Los doctores afirman que la edad influye, por tanto, "debemos prestar especial atención al calzado del niño, ya que estamos ante un pie en crecimiento", indica el portavoz del colegio gallego.
Recomienda que su calzado sea de "contrafuerte reforzado", con algún sistema de cierre como velcro, cordones o similar, la puntera lo suficientemente amplia para acoger a los dedos sin presión y que no se deforme fácilmente. En verano aconseja buscar un calzado adecuado que cumpla estos requisitos. "Las chanclas, sin embargo, se alejan de estos parámetros".
Por su parte, la podóloga Zulema Matías, del Centro de Salud del Pie, en Madrid, asegura que cuanto mayor es una persona, más inestable es, más dificultades tiene para sujetar la chancla y menos "almohadilla plantar" para amortiguar los impactos.
Para el verano, recomienda la doctora, zapatillas con la mayor sujeción posible, sujetas con el tobillo y a todos los dedos por un velcro. Además, aconseja siempre un poco de altura, nunca zapatillas planas.
¿Cómo corregir los daños?
Como siempre, afirma el doctor García Carmona, "es mejor prevenir que curar". Pero hay veces en que hay que recurrir incluso a la cirugía. "Para las personas que ya tienen dolores o deformidades, el uso de estas chanclas empeora su situación", afirma. Los daños provocados por el uso de este calzado, continúa el experto, podrían requerir de tratamientos con plantillas o fisioterapia, e incluso en ocasiones la cirugía, ya que que el pie al ir descubierto, es más propenso a sufrir traumatismos que en ocasiones pueden requerir de tratamientos quirúrgicos.
Por último, explica el doctor Pérez Serrano que actualmente la cirugía podológica está muy evolucionada, permitiendo realizar procedimientos con anestesia local y sin necesidad de ingreso hospitalario. Esta cirugía reconstructiva, aclara, permite corregir grandes deformidades del pie, retornado la funcionalidad perdida y aportando al paciente una "inyección de calidad de vida", al poder calzarse prácticamente con normalidad y sin dolor en la mayoría de los casos.
Fuente: El mundo
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